lunes, 14 de septiembre de 2009

¿Hay alguien ahí?


Cada vez me cansa más y me da más asco pasar (que no pasear) por la Plaza del Pumarejo. Está visto que a nadie le interesa acabar con la indigencia de la plaza y por supuesto mejorar la situación de las personas que la “habitan”.

Pruebe a entrar por cualquier calle que desemboque a la plaza, podrá ver como los bancos están ocupados por indigentes; la parte donde está el kiosco (al kioskero deberían darle la medalla al trabajo) está siempre ocupada por ellos; los bancos frente al “centro vecinal” con muebles, camas y sillas y ahora tenemos la novedad de un grupo de extranjeros (como podrían ser sevillanos) que habita el banco que está justo enfrente del Mariano provocando constantes peleas y con chillidos como sonido de fondo con lo cual se completa el lamentable perímetro de bancos de la plaza.

Yo desde luego no tengo absolutamente nada en contra de los indigentes porque las criaturas ya tienen bastante con su situación, nada agradable para nadie y menos para ellos. Creo que habría que ocuparse dignamente de ellos pero parece ser que al Ayuntamiento y las instituciones competentes no le debe interesar mucho a la vista de los resultados. Y eso que la pasada Navidad fue asesinado un vecino en la misma plaza... pero eso no importa, ya pasó.

No sirve para nada que venga la Policia porque tampoco eso soluciona el problema a pesar de los esfuerzos de los agentes, todo lo más evitar peleas y poner orden en su momentos. Esperemos que el invierno y la tuberculosis no vuelva a pasar factura.

Lo que si está claro es que cuando uno pasa por la plaza encuentra suciedad, botellas rotas, vomiteras, un olor a orín insoportable en las calles adyacentes (en especial en Patricio Saenz junto al comedor) y en ocasiones menudeo de drogas a cualquier hora y peleas cada dos por tres. ¡Una situación inmejorable! ¿A ningún político le interesa corregir esta situación? ¿Tenemos los vecinos que soportar esta situación constántemente?


Al amanecer puede verse como los indigentes despiertan entre muebles que consiguen de cualquier lugar y que se convierten en sus casas pues los albergues parece ser que debe ser dificilísimo construirlos y gestionarlos. A medida que pasan las horas y hasta el mediodía van llegando los habituales de la plaza y luego toda la gente que va a comer al comedor social (en el que dan de comer monjas a las cuales les han rebajado la subvención). Pasado el mediodía es tiempo de relax. Siesta de habituales y de no tan habituales y luego llega la tarde. Alguna bronca más grande que otra, una litrona que se tira y policia en moto. No pasa nada, tranquilidad, pronto llega la noche y otra vez los indigentes vuelven a sus sofás a descansar mientras el resto de vecinos nos tomamos una cerveza en los bares de la plaza: mañana ¿será el mismo día?.


El estado de la plaza del Pumarejo es lamentable y, lo peor, sin visos de solución. La Plaza del Pumarejo no es un lugar para alimentar disputas ideológicas entre dirigentes vecinales y niños de papás metidos a rojos. Es para que todos la disfrutemos, en armonía y con limpieza y que puedan jugar niños sin temor a que se corten cuando se caigan o se infecten por la cantidad de suciedad que tiene la plaza. No vale la demagogia, cada vez hay menos vecinos que llevan sus niños a jugar a la plaza por esta misma situación. Por cierto, a quien competa, no hay ni una puñetera papelera en una de las plazas más sucias de Sevilla.


¿A nadie le preocupa esto? ¿Va a hacer algo alguna vez el Ayutamiento para que la eterna situación se corrija? ¿Hay alguien ahí?